MADRID.– Las nubes son uno de los misterios del clima de la Tierra, estructuras etéreas que contienen cientos y hasta miles de toneladas de agua en forma de gotitas suspendidas, flotando en la atmósfera como podrían flotar en un sueño.
Desempeñan un papel doble: por una parte, reflejan la energía del Sol de vuelta al espacio glacial (las nubes bajas), lo que enfría la atmósfera, pero también atrapan la energía del suelo (las altas), lo que la calienta.
A nivel local, que gane un efecto u otro depende de su naturaleza volátil: el tamaño, ubicación, la cantidad de agua que contengan… Es fácil que una tormenta, por ejemplo, oculte un millón de toneladas de agua enfurecida..